16.10.12

"The Cabin in the woods": La distribución, el fracaso y el "granito de arena"

The cabin in the woods

    Hoy en los mentideros cinéfilos la chavalada andaba inquieta y algo tristona por el anuncio más o menos oficial de la cancelación del estreno de The cabin in the woods y su salida directa al mercado del dvd. La lectura positiva es que todavía queda algo vivo en la distribución convencional en sala, o por hablar claramente, el consumidor medio todavía tiene ganas de pagar un dinero por ver una película en sala, cree que es una cuestión de dignidad y de placer espectatorial. Ni la crisis ni la brutal subida de IVA han acabado con nuestro deseo de cine proyectado.

    Ahora bien, la lectura negativa es mucho más alarmante y nos conduce al núcleo mismo del problema de la distribución en nuestro país. El espectador español ya está acostumbrado a que las cintas nos lleguen tarde, mal y nunca, con meses o años de diferencia. Es alarmante -por no decir, desesperado- que el oligopolio de los exhibidores haya condenado al ostracismo total a directores (Bonello o Klotz, con sólo dos copias estrenadas en España), a cintas necesarias para saber qué ocurre ahí fuera (Enter the void, de Noé), por no hablar de la desquiciada y desgarradora situación de ese fantasma tan amado que es el cine español. Si a eso le sumamos el precio delirante de las entradas, las pobrísimas condiciones de calidad en las que se suele proyectar, la imposibilidad de ver nada interesante más allá del circuito Madrid/Barcelona salvo en el sacrosanto peregrinaje a museos o guettos del cine dirigidos por un puñado de hombres valientes...

    El problema es el siguiente: sin una buena distribución oficial, es imposible generar una mínima cultura audiovisual a mediana escala -y no, ni Lo imposible ni Tengo ganas de ti tienen nada que ver con la cultura audiovisual, salvo como espejismos o prostituciones-, y sin cultura audiovisual es imposible tener una audiencia formada que pague por un cine de calidad. O en otras palabras: es descabellado pensar que un crítico/analista/amante del cine puede opinar sobre cine de terror contemporáneo sin haber visto The cabin in the woods. Suena radical, pero la cinta ha demolido ciertas convenciones, ha impuesto otras, ha generado una suerte de modificaciones en el relato y en el punto de vista que, para bien o para mal, reverberarán en la próxima década. El hecho de que en los últimos meses lleguen a sala pufos del tamaño de The possession o Paranormal Activity 4, no nos lo pone más fácil.

     La polémica ha estallado cuando el Community Manager de Aullidos.com -por lo demás, una sólida y muy loable publicación patria-, ha realizado una extraña cadena causal publicando el siguiente tuit:

aullidos.com

     Ciertamente, propios y extraños no han tardado en manifestarse, de mejor o peor manera, contra lo que sin duda es una acusación injustificada y mal formulada desde un punto de vista lógico. La trampa del tuit es que funciona como un argumento inductivo en el que un colectivo (los "piratas" que hemos descargado la película) tenemos una responsabilidad directa, por poca que sea, en que la cinta no llegue a salas. Introduce en la conclusión algo que no puede deducirse de la premisa principal. Esto es, realiza una argumentación demagógica y falsa. Demagógica, en tanto es fácil culpar a la piratería por un problema endémico que tiene infinitas caras, aunque sea bajo la fórmula de minimizar daños (el polémico "granito de arena"). Falsa, en tanto -salvo que Aullidos.com tenga información confindencial que no ha compartido, en su web habla de "causas probables"-, no hay absolutamente ninguna prueba real y objetiva que vincule la descarga del cinta con su no estreno en cines. El "granito de arena" podía ser también el tanto por ciento de IVA, la falta de ganas o medios de la distribuidora, su precaria situación económica, una "contraprogramación" para no competir con otro estreno de más solera, el bajo nivel del espectador de cine medio español, o ya puestos a utilizar la teoría del caos, el vuelo de una mariposa en Corea del sur.

    Como muchos usuarios de Twitter han señalado, The cabin in the woods ha tenido una distribución muy diferente a nivel internacional, por no hablar de su triunfal paso por el Festival de Sitges. Es de justicia que el espectador español se enfurezca cuando le acusen por descargar cintas que llevan meses disponibles legalmente en otros lugares. Lo mismo ocurrió con Control: The life of Ian Curtis o con I´m not there, que llegaron a salas cuando ya las había visto todo el mundo. Pedir que el espectador se comporte "de forma responsable frente a las distribuidoras" es tan estúpido e injusto como pedir al consumidor que se comporte "de forma responsable frente a los poderes políticos y económicos". Igual no. Igual resulta que alguien no está haciendo bien su trabajo y cada vez que deciden mover la cinta de un amiguete o no acometer un modelo de negocio a la altura de las circunstancias están poniendo su "granito de arena" para que el espectador opte por lo más sencillo y lo más inmediato: descargar. Si yo me niego a incorporar las nuevas tecnologías en el aula o a no evaluar a mis alumnos mediante metodologías activas, lo más probable es que me despidan. Si les doy en clase lo mismo que escribió Román Gubern hace veinte años, yo soy un mal profesor y realizo mal mi trabajo. Es asi de sencillo. Las mentes cambian, la tecnología nos ha cambiado, y el Community Manager de Aullidos.com, es un Community Manager y no un periodista al uso que teclea en una Underwood. (Me apostaría el suelo de un mes, por cierto, a que el anónimo tuitero que ha comenzado la bronca se ha descargado en alguna ocasión algún contenido de internet poniendo su "granito de arena" para que cambiara el sistema de recepción cultural).

    Por lo demás, soy consciente de lo mucho que me queda por decir. Los primeros que hablamos de The cabin in the woods hace ya unos meses, lo dijimos alto y claro porque la habíamos visto: era un peliculón y había que conseguirla a toda costa. También somos los primeros damnificados porque sin duda nos hubiera gustado repetir en salas -y no en un dvd que, desde luego, no vamos a comprar, ya que no ofrece ningún valor añadido salvo un trozo de plástico y un cartoncito. Muchos no hemos podido ir a Sitges ni por pasta ni por trabajo. La pregunta es: ¿De verdad queréis hacer dinero con el cine? Pues pensad seriamente que el negocio que hace veinte años os daba de comer está muerto.

    Es así de brutal, pero -al contrario que el polémico argumento inductivo- es cierto. El modelo es otro, y la pasta está en otra parte. Dicho lo cual, me voy a disfrutar de mi bono comprado en Filmin.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La cuestión es: ¿en España la distribución es así de mala por incompetencia de los distribuidores, porque no es rentable con el tema de las descargas o por ambas cosas?

Cuando los blogueros y críticos hacen sus reseñas a partir de copias pirata de recientes proyecciones foráneas, algo va mal.

Anónimo dijo...

se sabe que la distribuidora opta por estrenarla en dvd porque no tiene dinero para acometer su estreno en salas y hacer la campaña publicitaria y demás que requeriría. seguramente también se dejaron llevar por el hype y apostaron rápido por una cinta que en manos de otros distribuidores más solventes igual habría llegado antes a salas. que por cierto, los rumores hablaban también de que peligraba su estreno en cine precisamente por no pagar lo que se debía a los distribuidores norteamericanos de la película. y seguramente hay muchas, muchas otras causas.

Martín Cuesta dijo...

Ofende mucho ese comentario generalizado de que los blogueros y críticos usan copias piratas, en algunas webs llevamos a rajatabla ese tema. Otras van a los pases y prohiben a sus redactores hablar mal de ciertas películas, ya que nos ponemos a hablar de prácticas fraudulentas

Lo de la distribuidora que dice el otro compañero es tal cual, si no revisen los últimos estrenos de esa compañía, Vertice 360, para ser concretos.

Anónimo dijo...

Cabin in the woods no se estrena en España porque la distribuidora cierra y los echan a todos a la P... calle. Punto.