15.8.14

Los libros sobre cine (II): Las palabras y los films

Persona

    Tardé unos cuantos años en darme cuenta de que lo que realmente me interesaba de una película era su forma específicamente fílmica, esto es, el uso que hacía del lenguaje cinematográfico. Aunque parezca increíble, muchos críticos y profesores han conseguido terminar tesis doctorales y escribir tochos más o menos infumables sin prestar el menor interés a la manera en la que la forma fílmica se establece como un campo de significación. 

     Pero quizá estoy corriendo demasiado, y en estos posts he prometido obligarme a ser lo más clarificador posible.

#05. ¿Por qué nos gusta un film? (¿y cómo lo leemos?)

    Gracias a los mejores estudios semióticos tuvimos ocasión de entender cada una de las películas como una suma de elementos, de capas individuales que generaban su propia significación y que entablaban, de alguna manera, una relación con el espectador. Así, algunos creen erróneamente que escribir sobre una cinta es analizar un guión, o el programa ideológico que se desprende de las acciones de los personajes, o en el límite, su relación con otras cintas y otros periodos históricos. La cosa puede funcionar razonablemente bien y, además, tiene una bibliografía muy acotable -es decir, usted puede tirarse el moco leyéndose los fundamentales (pero insuficientes) El guion de Robert McKee, y después, El relato cinematográfico de Gaudreault y Jost

    Ahora bien, para entender bien los elementos de significación no basta con reconocer un primer plano o una curva de transformación: es necesario aprender a "hablar" el cine. Rudimentos de montaje, de angulación, de expresión cromática, de potencia significante. Y, lo que es todavía más complejo: hay que hacerlo sobre libros que sean lo suficientemente humildes para hablar con cuidado y rigor a su lector. Pongamos, por ejemplo:

Estética y Psicología del cine

Los dos tomos de la Estética y Psicología del cine de Mitry y El arte cinematográfico de Bordwell y Thompson son, quizá, los clásicos entre los clásicos entre los que quieren iniciarse de verdad en el pensamiento cinematográfico. 

Verán, hubo un tiempo feliz en el que los teóricos no estaban todavía aterrorizados por la postmodernidad y se atrevían a realizar geniales e imposibles sistemas de lecturas cinematográficas. Algunos de los libros más hermosos que se han escrito -y hablaremos de ellos más adelante- partían de la premisa de que era posible comprender el universo fílmico de manera más o menos integrada, limando las diferencias, uniformemente. En el caso del modelo bordwelliano se privilegiaba una cierta expresión centrada sobre el clasicismo norteamericano y un estudio formalista tan sencillo y claro que es magnífico para iniciarse en la lectura del film. No son la panacea, pero permiten comenzar a desligarse de la costra de lectura tema+personajes+narración que miles de críticas mal escritas han forjado en nuestra cabeza.

Lo diré de manera todavía más clara: en el fondo, lo menos importante en una película es esa historieta que parecen contarnos. Después de Hitchcock -y qué duda cabe que su libro de entrevistas de Truffaut es fundamental para entender todo este problema-, lo de seguir realizando análisis únicamente narrativos del film es, simplemente, insuficiente. 

Con lo que, ¿qué tal algunos libros que nos ofrezcan una visión integradora no sólo de las capas significantes del film, sino además, atención, de las herramientas metodológicas que tenemos a nuestro alcance?

Aumont
 
El tándem Estética del cine/Análisis del film firmado por Aumont y sus colaboradores es un portento para recoger la cosas ahí donde Bordwell las había dejado. Sobre todo porque introducen una dimensión europea y plural en el debate que supera las analíticas formales baratas y, por lo menos, ofrecen caminos a transitar y una moderada bibliografía. Y, voy a ser muy claro: son libros amenos, comprensibles y escritos con cuidado.

#06. De acuerdo, pero... ¿por dónde comenzamos el análisis?

    Aquí llega el problema de la metodología analítica. Verán, como yo ya he dicho en otras ocasiones, la metodología no es más que la colección de traumas del analista falsamente enmascarados bajo la máscara científica. Si alguna vez van a un congreso de cine se toparán con un buen puñado de felices neuróticos enfrascados en un diálogo sordo por el que pasean obsesiones, insultos, pleitesías entre Catedráticos y aspirantes a sus plazas... De entrada, está muy bien leerse las Teorías del cine de Robert Stam porque no gustaron a casi nadie en su momento y cabrearon bastante a los distintos popes de las distintas áreas.
 
 Ahora bien, para analizar con cierto rigor, no hay nada como disfrutar de los análisis de alguno de los grandes de nuestro país en vivo. Y saco la artillería: uno de los gravísimos problemas de nuestro entorno es la desconexión sufrida masivamente entre cinéfilos-críticos y analistas académicos. Se han generado dos guetos aislados: los primeros quieren proteger su pasión, los segundos quieren mantener su fortaleza de saber. Les recomiendo que hagan, por ejemplo, el siguiente ejercicio: lean con el cuidado que merecen los análisis de La mirada cercana de Santos Zunzunegui y confronten lo escrito con su propia experiencia de las películas. De hecho, si pueden, escuchen a Zunzunegui en directo.

Santos Zunzunegui

    Lo que Zunzunegui realiza -podría citar a otros: Pérez Perucha, Luis Alonso García, Nekane Zubiaur o Agustín Rubio Alcover- no es una simple explicación de la película. Los tiros no van por ahí. No se trata de volver a repetir lo que el lector ya más o menos entrenado puede detectar en los niveles de significación audiovisual. Antes bien: sus análisis muestran que hay una serie de problemas fundamentales que abrasan la imagen y que, una vez más, se encuentran formulados NO a nivel narrativo, sino a nivel explícitamente estético-fílmico. 

[Dejo, por cierto, a mis colegas críticos, valorar hasta qué punto este enfoque es aplicable a su labor cotidiana, a qué nivel y con qué sentido. Yo tengo mis ideas muy claras al respecto, pero no tengo ya tiempo para entrar en este punto. Si algún querido lector o alguna amada lectriz me lo recuerda en un par de meses, lo retomaré]

#07. ¿Y algo de síntesis para ayudar en el análisis?

    Creo que hay un libro que sintetiza a la perfección las conexiones que se pueden establecer entre narración y forma fílmica. Se trata del Elementos de narrativa audiovisual de Gómez Tarín.

Gómez Tarín
   
La potencia del manual reside precisamente en que es capaz de ir más lejos de la tiranía del mal manual de guionista (cada vez que leo títulos del tipo Cómo escribir guiones inolvidables siento ganas de prender fuego a la librería), para saltar hacia la comprensión en toda su complejidad de los sistemas de narración fílmica: sus contradicciones, sus chispazos, sus recursos, sus aplicaciones, y por supuesto, sus limitaciones. En cierto sentido, el libro de Gómez Tarín sintetiza los anteriores pero, a su vez, los compromete en tanto realiza una ordenación tremendamente compleja de sus materiales. 

    Por mi parte, en la próxima entrega, me alejaré de los manuales y los textos introductorios para hablar sobre los devenires de ciertas relaciones entre ensayo fílmico e Historia. 

No hay comentarios: