10.9.11

10 de Septiembre. Non Historie(s). Non Cinema.


  
¿Por qué se escribe sobre cine?
  
Los Cultural Studies lo tenían claro. Padre, bendígame porque he pecado. Soy un hombre blanco, heterosexual, de un país del primer mundo. Padre, bendígame mientras dejo sonar un lamento sobre los cadáveres de mi mundo, cítaras, subversión, subvención. En la foto-finish del siglo XX saldremos guapos, elegantes, aseados, tolerantes, solidarios, ecologistas, comprometidos, y así analizaremos y analizaremos buscando los huecos del discurso.
 
  Padre, bendígame porque estoy reprimido. Ya lo dijo Foucault. Tanto hablar de la represión sólo indica que no hay represión alguna. Tanto hablar de las culpas, las heridas, tanto citar a Robin Wood y poner cara de seriedad en los Congresos de la cosa. Tanto Godard y tanto Mayo del 68 para ver si así nos sacamos una columnita, oye qué hay de lo mío que yo soy de los tuyos. Este es mi complejo de culpa, Insert Coin, citaremos a Negri, citaremos y citaremos y citaremos.

    Hoy es 10 de Septiembre de un año cualquiera, ya murió Enrique Morente y no conquistamos Manhattan, ni Berlín. Me hubiera gustado tanto escribir la nana triste del World Trade Center, anda jaleo jaleo, una nana triste que nos quitara el sueño llena de lunas luneras y de mi corazón enterrado en una esquinita pequeña de la Torre Norte. Me hubiera gustado tanto decirte que aquellos eran mis hermanos y pasearme por los agujeros de la memoria inventándome una bulería, un foxtrot, llenándome las manos con el polvo abandonado de la Zona Cero.

    ¿Por qué se escribe sobre cine?

    Los telediarios de mi país dicen siempre lo mismo. Las víctimas no eran las de Nueva York. Las víctimas estaban en Afganistan, en Irak, la culpa es del capitalismo, la culpa es del MundoConsumo, la culpa es nuestra, que les obligamos con nuestros mecanismos amargos y nuestros panes ázimos en forma de Mercado a tirarnos las dos torres gemelas. Padre, bendígame porque invierto en bolsa y exploto los pozos petrolíferos. Las víctimas no eran las de Nueva York, o eran menos víctimas, porque pertenecían a un país del primer mundo, explotador, colonialista, un país al que le gusta meterse en guerras y elegir a presidentes estúpidos. Ay, las víctimas de Nueva York eran mis hermanos. Los telediarios de mi país dicen siempre lo mismo.

     Anda, jaleo jaleo. Si yo pudiera trepar por una esquina del World Trade Center y arrepentirme por todos nosotros. Pero no duerme nadie por el cielo, y por la tierra, no hay paz para los hombres que aman al Señor. Se nos ha gastado el arte de cantar nanas, se nos gastó de tanto usarlo y ahora sólo tenemos la alegre celebración de la estulticia. Mujeres, Hombres, Terroristas y Viceversa.

    Por lo demás, cuando mañana salgan los expertos en las televisiones utilizando su sutil sentido del humor para volver a repetir el mantra antinorteamericano, cuando intenten convencernos de que lo ocurrido en el World Trace Center fue culpa de Occidente, cuando intenten decir que la sangre de la Zona Cero está en mis manos, te juro que mantendré los puños bien cerrados. Y apretaré los dientes. Aquellos hombres y aquellas mujeres, déjame repetirlo una vez más, eran mis hermanos.

2 comentarios:

Adrián Rguez. dijo...

Buenísimo, Aarón. ¡Felicidades!

Francisco dijo...

Habra que esperar a las tertulias de la noche y leer algunos cuantos blogs para ver en qué convertimos esta fecha. Pero si es cierto que hay mucho que hace del antiamericanismo su bandera y la ondea cada vez que puede, aunque en este caso los Estados Unidos sean los buenos de la película (no ocurría desde Pearl Harbor, no?)