21.2.16
Spotlight o la Apología del periodismo
umbral/Umbral. Quiero empezar recordando dos umbrales.
El primero de ellos es el umbral cinematográfico por excelencia, es decir, el salto en el que un plano deviene otro plano, el corte preciso en el montaje por el que un rostro deviene otro rostro, o un espacio deviene otro espacio.
El segundo de ellos es el umbral de mi clase de primero de Periodismo, una mañana recién desplomadas las Torres Gemelas. Atravesé aquel umbral porque pensaba que allí sería capaz de desvelarlo todo, de acallar las voces angustiadas que se me clavaban todas las noches en la parte de atrás del cráneo. Pensaba que en aquel aula me uniría a una suerte de soldados de la Verdad, gente de mucho vivir y mucho beber, gente de poblar redacciones semidesérticas a altas horas de la madrugada recorriendo teletipos y teletipos y teletipos. Yo había aprendido que el periodismo era un tercio de Bourbon, un tercio de leer compulsivamente y un tercio de que te dolieran las manos de tanto martillear contra el procesador de textos...
(Comienzo de la crítica publicada en Miradas de cine. Se puede leer el resto tal que aquí).
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