21.5.14

#02. PROYECTO IDA pawlikowski . Consideraciones previas a un análisis fílmico.

Cita que puede servir de punto de partida para un análisis de Ida:

"En eso radica uno de los secretos del delirio: el delirio no es personal o familiar, es histórico-mundial, habita ciertas regiones de la historia que no son elegidas arbitrariamente (...) Conocemos a nuestros próximos y a nuestros semejantes, pero jamás a nuestros vecinos, que pueden ser de otro planeta, que siempre son de otro planeta. Y los únicos que cuentan son los vecinos. La historia es una introducción al delirio, pero como contrapartida el delirio es la única introducción a la historia"

(Diálogos, Deleuze & Parnet, pps. 126-127).

Intuiciones previas:

a. En la experiencia de la primera proyección casi siempre está ya escrita la experiencia del análisis. Ocurre quizá como en el conocimiento del cuerpo amado: en el primer encuentro sexual ya está escrito el límite, la frontera, las posibilidades del despliegue del deseo posterior. Lo demás es un trabajo de conocimiento, paciencia y no dejarse extraviar ante los núcleos obsesivos que nos llevaron a sentir ciertas cosas en el interior de la sala de cine. De hecho, el análisis es un acto obsesivo que se vale descaradamente de un texto fílmico para posicionar en su lugar el inconsciente del analista.

b. ¿El inconsciente es amigo o enemigo? De hecho (Tecla González y yo lo estamos discutiendo constantemente, año tras año), ¿quién hace de verdad la experiencia de la película, el yo o el inconsciente? ¿Y cómo se puede alcanzar un equilibrio entre lo que llamaría "análisis del yo/de la forma fílmica" al estilo de Zumalde, y "análisis del inconsciente/de la experiencia fílmica" al estilo de las escuela psicoanalíticas? ¿Tiene sentido este debate? Lo tiene, quizá, en tanto en Ida confluyen al menos dos temas mayores: la escritura de la víctima y la identidad de un yo quebrado en un mundo quebrado. Seguir el primer hilo entraña una cierta instrumentalización del Holocausto (colocar al analista en la posición de la víctima, cosa que resulta imposible, y sin embargo), seguir el segundo es, simple y llanamente, disparar al centro de la diana.

c. Tomemos por ejemplo el siguiente plano:

Pawlikowski

    Plano/Frontera/Crédito de apertura del film. Plano/Frontera que designa una única identidad, esto es, que coloca un nombre femenino mismo en el portón hacia el que se desploma el tiempo (años 60) y el espacio (Polonia). Tipografía en gris sobre negro, sin serifa, laconismo puro de tres letras que formulan una única pregunta: ¿Quién es Ida? Un nombre rodeado por un vacío, por una cierta oscuridad, como posteriormente será también un rostro rodeado por una cierta oscuridad...

Pawlikowski

  [Aquí hay un problema en las normas del análisis: ese cuerpo que parece rezar en la cama todavía no es Ida. Sin duda las cosas serían mucho más fáciles si lo fuera, pero no es el caso. Detengo aquí el análisis pero apunto dos datos previos: Ida tiene otro nombre (Anna) que no está escrito en los títulos de crédito y, el universo es una variación estética del problema gris-sobre-blanco, esto es, un gris ceniciento que remite directamente a una lluvia de cenizas, esto es, a una construcción estética donde sonará Birkenau siempre en sordina, y sin embargo, sé que acabo de forzar el texto.
   Pero la idea en el análisis es certera: en el universo de Ida caerán copos de nieve como cenizas sobre mujeres sin nombre.]

d. Luego si todo ya estaba escrito en el primer visionado, consulto mis notas, todo se desplegó ya en la Sala 5 el 24 de abril (una semana después del Jueves Santo, no hay que perder la ironía) en una sala de los Cines Babel de Valencia, sesión no numerada de las 16:30. 

Entrada cine


Ahí queda encapsulado el corazón del análisis, que susurra necesariamente por los siguientes puntos:

 - Polonia y el Holocausto (agujero negro de Jedwabne, que ya trabajé en un Podcast por aquí)
 - La angustia que se desprende del concepto mismo de familia, los vínculos de incomprensión que implica, el proceso de moldear sujetos infelices.
 - Dios y lo sagrado. Dios como tema de fondo de muchos de mis análisis (hago una teodicea de teólogo fílmico pobre, una teodicea desquiciada entre la rabia y la desesperación). Dios que se formula como un estallido en el BWV 639 de Bach, esto es, en el Solaris de Andrei Tarkovsky
 - Dios. Tratar el tema de Dios en el análisis fílmico como un Dios que se despliega en lo cinematográfico, pero no desde la perspectiva felizmente creyente de un Padre Staehlin, sino desde una perspectiva desquiciada. Sentir ante Ida lo que sentía Unamuno ante el Cristo de Velázquez. Dios que emerge de los escombros del material fílmico. 
- El problema de la identidad precisamente allí donde no llega Dios, una vez experimentado el tacto del suelo de Birkenau ante los pies, y cómo Ida soluciona el problema.

(¿Empiezan a entender por qué decía que esta búsqueda no podía pasar jamás sin ser castrada por las revistas con índice de impacto? ¿Y por qué, al contrario, había que publicarla online?)

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