8.7.13

Apuntes desde Israel #02 . Todo lo soñado se concreta en el aire

Odio los ademanes de los turistas, el gesto hambriento del dato rápido y las fotografías que convierten Instagram en una ametralladora de filtros. Amo, por el contrario, la conversación y el color de los contenedores, las calles llenas de gatos y los restaurantes pequeños en los que sirven Humus y una limonada extraña. Amo las ciudades escindidas en urbanismos ideológicos, árabes que rotulan en hebreo palabras que los judíos han adaptado de su propia lengua, la posibilidad de una paz que está en todas partes para cualquiera que no quiera ser ciego.

Deberían ver cómo vive la gente en Israel, su gesto entre la guerra que pasó y la que siempre está en todas partes, guerra todo el tiempo pero vida todo el tiempo y existencia y carne y belleza y la increíble fascinación que me provocan las nínfulas ultra ortodoxas ya embarazadas, obligándome a soñar sus cuerpos bajo este ropaje de verano inmisericorde. En Israel las frases se formulan en presente, porque la guerra ocupa siempre el pasado y el futuro es una suma de casualidades que el pueblo judío dejó de inventar en el 45. Familias de decenas de miembros, generaciones inmensas cruzadas en un vagón de tren, una niña pequeña ríe y sólo en esa risa, únicamente en esa frecuencia de sonido que atraviesa el aire, se desploman de nuevo las paredes de la cámara de gas. Cada ciudadano es un superviviente de sí mismo y de su propia historia.

No puedo decir que entienda mejor Israel, pero al menos estoy empezando a coleccionar anclajes simbólicos, destellos: un puerto, una calle, un plato de comida, un supermercado, el color rojo de la filmoteca, el café helado, el techno elegante que resuena en un local de moda, un autobús, el calor del sol deslizándose a cierta hora.

Las conversaciones.

La gente que me habla sobre Israel, que vive, que quiere vivir, y que a su vez, me hace querer vivir.
En algo llevaba razón Lanzmann: la palabra transmite a un nivel que te permite comprender más que el puro dato objetivo. Deberían escuchar Israel, como yo intento escucharlo.

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