11.12.11

Intersecciones/Insurrecciones

"...pues no sabe escoger entre el proclamado amor hacia las masas amenazadas por la catástrofe y el secreto amor por la propia catástrofe"
(Bourdieu & Passeron)

Sábado na balada
A galera começou a dançar
E passou a menina mais linda
Tomei coragem e comecei a falar
(Michel Telo, Ai se eu te pego)


La voz de la mujer llega desde el otro lado de la línea y creo que anda de bajada de pastillas o algo así porque tiene la voz gangosa y alienígena y quebrada y me pregunta una y otra vez por qué siempre salgo corriendo al final de Inland Empire y que ella había llorado después/antes ese fotograma tan terrorífico y tan glorioso en el que Laura Dern y la chica polaca se abrazaban en la habitación del hotel, en fin, lo que necesitáis todos los teóricos -dice- es un puto cine como el de Lynch que no tenga tiempo ni espacio y os joda las teorías del cronotopo y las teorías de la enuncación y las teorías de género, para que al final sólo quede la imágen y nada más que la imágen y la muerte, como en Inland Empire, como cuando Tarkovski, como el I put a spell on you, y luego cuelga el teléfono dejándome de nuevo abandonado y escuchando el BWV 639 y la publicidad del Spotify, cristos crucificados, la vieja ultraviolencia que nos mataba de risa.

     Conexiones insurrecciones profanaciones, pequeñas blasfemias de andar por casa. Marc Torres me envía una fotografía desde la playa de Copacabana luciendo un bronceado de escándalo y leyéndose una de las primeras copias que ya han salido de imprenta de Un fantasma recorre la pantalla. Café Cinema me envía un secuencia de El odio desde Nueva York y afirma -ay- que ya sabe cuál es el truco. Pérez Iparra me envía un mail desde Emiratos Árabes y me dice que ha descubierto unos doscientos grupos de Trip Hop árabe que te caes de culo y que me va a pasar una selección de lo mejor de lo mejor de lo mejor. Hari me envía una reproducción de los Cazadores en la nieve desde Solaris y me dice que ha conocido a otro tipo, que es feliz, que las cosas marchan, que no sabe lo que me he perdido, que convertí su existencia en un infierno, que se lava la boca cada vez que pronuncia las dos aes que abren mi nombre, que espera no volver a verme en la vida y que ojalá arda para siempre in the dull flame of desire.


     La voz de la mujer (no) llega desde el otro lado de la línea, enciendo y apago mecánicamente los mismos cigarrillos y me asomo con los pies del otro lado a las mismas ventanas en busca de ese planeta azul que desciende, corazón, hacia la azotea misma del Millón de Dólares, yo te envío lo mejor que tengo -discursos de filósofos, fotografías dedicadas de escritores drogadictos, la promesa del hundimiento total de occidente- y espero que recuerdes lo que somos, en fin, la casa que ardía en Sacrificio, en el principio era el verbo, las lágrimas del Stalker, la moneda del absoluto, la absoluta importancia de tu cuerpo a mitad de camino entre el éxtasis y la putrefacción -otra intersección, por supuesto-, la exigencia de un cine total que sea del todo incomparable con unos ojos que se cierran a este lado del placer, desmoronándose, la imágen que se proyecta sobre tus párpados cuando rozas el tormento sensual, aunque luego intentarán pasarnos la factura.
   
No es de extrañar que el especial de Ray que ha sacado ShangriLa se llame Nunca volveremos a casa.
   
La casa ardió hace mucho. ¿No lo recuerdas? Le prendimos fuego.

2 comentarios:

Marc dijo...

Más que un bronceado de escándalo, ahora mismo luzco un rojo de gamba... Es lo que tiene ser un europeito blanco nuclear recién sacado del frío invernal isleño. El libro, como ya te dije, espectacular. Ya lo comentaremos como dios manda

Lluís Bosch dijo...

Ya me perdonarás que no comente tu texto. Sólo quería darte a conocer que he enlazado un antiguo post tuyo en un nuevo mío, a próposito de "Solaris" y Tarkovsky. Saludos.
http://mildimonis.blogspot.com/2011/12/solaris.html