3.9.11
El diván que habito
Almodóvar, endiosado, se hace la manicura convertido en una señora mayor que invita a pastas rancias a sus amigas los domingos por la tarde, y ya de paso, les cuenta una película de miedo, pero sin sustos. Combate su nostalgia otoñal de viuda de La Santa Transición escuchando música elegantona y triste, ay la saudade, y se limpia una profunda lágrima en las cortinas rojas del salón de las visitas, con la porcelana emitiendo trémulos destellos, acumulando polvo y paja. Almodóvar es un gato siamés gordo y castrado que sueña con asustar ratoncillos, pero al que las horas ya le pesan en el reloj del abuelo, ay la lucha contra Franco si me hubiérais visto yo era la reina de las transexuales y me metía más que nadie, ay, pero ahora ya soy mayor y he envejecido con estilo y clase, vosotros no sabéis lo que es correr delante de los grises.
Almodóvar quería ser Douglas Sirk, pero hablando de pollas. No quiero decir penes, ni falos, ni miembros viriles. Quiero decir pollas, así, con toda la brutalidad del léxico. Lo que quiere decir que quizá no entendió mucho a Sirk, porque en Sirk había sexo en cada fotograma pero a Freud había que buscarlo, había que pelearlo, había que interpretarlo debajo de las apariencias. Almodóvar tiene un diván forrado con la bandera de España, y allí reposa su sacrosanta cabeza revolucionaria para insultar a los liberales, a los maltratadores, a los curas, a las monjas y a los emperadores de los lagartos. Todos son iguales, como Boyero, son sucios y requeterancios, aunque parece que Almodóvar no entiende que su cine huele a armario cerrado. Con todas las acepciones de la metáfora: Armario. Y cerrado. Su primer cine es una curiosidad gamberra que -hay que decirlo claro- ahora es el relicario de los nostálgicos de la izquierda que siguen pensando, jaja qué risa, que la lluvia dorada de PepiLuciBom era para troncharse, vamos que mi marido me pega lo normal. Su primer cine es el Lourdes despiporrante de los que piensan que España tuvo solución en algún momento de los tardosetenta o los primeroochenta. Su segundo cine es un melodrama que a veces parece brillante y otras veces -ahora- es una broma de mal gusto, un pedo de señora mayor que rueda como sin ganas, como sin importarle un pito la historia, el plano, la naturaleza. El sindiós. Hay guiones que son un sindiós y son maravillosos. Otros dan vergüenza ajena. Todo postmodernidad, pero con boleros y Doña Concha Piquer en la trastienda.
Quizá ustedes recuerden a los dos rockeros de cincuenta palos mal llevados que se sentaban en la puerta del antiguo Madrid Rock a beber litros y hablar con la peñita de buen rollo. Eran maravillosos, un icono del Madrid postmo, pero en el fondo, eran también como la última peliculita/pedo de Almodóvar: intentaban ser transgresores utilizando los mismos lugares comunes de hace treinta años. Y así, por descontado, jamás llegará ni la revolución, ni la libertad, ni la belleza. Comeremos pastas rancias, beberemos té del 75, y al caer la tarde, quizá nos apostemos unas perras gordas al julepe con un buen peppermint caldoso. Pero la revolución cinematográfica, lo que se dice la revolución cinematográfica, no aparecerá por el retiro palaciego del último Almodóvar.
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3 comentarios:
Yo no la he visto pero a priori pienso lo mismo que leo que has escrito.
Te invito a que veas mi largometraje. Búscalo.
Hablas muy poquito de cine en tu crítica, suena más bien a antipatías personales.
Crash_test, llevas toda la razón del mundo. Mi entrada no pretendía ser una crítica de la cinta, sino una reflexión personal sobre la figura del director. De hecho, como puedes ver, ni está etiquetada como crítica ni incluye esa palabra en el titular. Si quieres leer buenas críticas sobre la película -aunque yo no las comparta, me gusta la manera en la que hilan sus argumentos y sin duda las encontrarás mucho más intensas-, te remito al estupendo blog de Faustino Sánchez (http://eldormitoriodemaud.blogspot.com/2011/09/la-piel-que-habito-el-juego-se.html) o al último número de Cineuá, con firma de Vicente Rodrigo (http://www.cineua.com/2011/09/la-piel-que-habito-la-imagen-se-rebela/)
¡Un saludo!
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