Este año no quería cerrar por vacaciones. Será por los buenos amigos -los viejos y los nuevos-, por el placer del texto, porque realmente disfruto emborronando folios online y hablando del cine, de política, de cultura pop, de todas esas cosas que nos convocan en este espacio. Y no, este año no pego el cerrojazo definitivo en Agosto, pero me temo que tampoco podré mantener el ritmo de actualización que me gustaría, esas entradas cada 2/3 días que me fuerzan a utilizar el coco y a usted, querido lector, amada lectriz, le permiten leerme/no leerme según tengan el día, el interés y el ánimo.
Con lo que, finalmente, me marcho como todos los veranos al Arrecife de Donovan a beber con John Wayne y con Lee Marvin. Si me buscan, me encontrarán en una de las mesas del fondo, aunque les recomiendo que no traigan encargos del trabajo ni mails atrasados: allí sólo se habla de mujeres perdidas, de la Gran Guerra, en la gramola sólo se escucha el Downtown de Petula Clark o el Locomotion de Little Eva, se valoriza el tiempo que nos queda, se brinda por los que ya no están y se escribe de cine. Impediremos a toda costa que nadie venga a pontificar sobre las próximas elecciones, nos enamoraremos de las camareras que servirán como Dios el ron y la risa, soñaremos sobre cómo sonará el próximo cd de Björk.
Mi maleta está llena de Ford, de Hawks, de Zizek. No pienso dedicarle un segundo a cosas que no sean realmente importantes: ¡Qué verde era mi valle!, La fiera de mi niña, Bienvenidos al desierto de lo real. Por lo demás, como he empezado diciendo, intentaré escribirles desde allí de vez en vez. Siempre hay cosas que pensar/compartir y siempre es un honor saber que al otro lado, como dice la promo del THX, the audience is listening.
A todos, besos y abrazos. Feliz Agosto. Feliz -verdadera- Revolución.
Aa. R.
2 comentarios:
Cuando estés en esa mesa del fondo brinda conmigo, aunque no esté: por el cine y las revoluciones nunca consumidas.
Eso! y otro brindis por las consumiciones nunca revueltas (solo agitadas)
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