...y cuenta la historia que cuando ocurrió aquello de Mayo del 68, papá cuéntame otra vez y aquí en España andábamos haciendo Pilates para correr -todos- delante de los grises, los intelectuales de Francia andaban coreando masivamente el WakaWaka estudiantil y libertario. La revolución no será televisada, pero quizá si rodada por Jean-Luc Godard y después recopilada en económicos packs a 50 pavos, céntimo arriba o céntimo abajo.
Lo que decía. Que cuenta la historia que cuando ocurrió aquello de Mayo del 68, Lacan le espetó a bocajarro a los manifestantes:
"... les diría que la aspiración revolucionaria es algo que no tiene otra oportunidad que desembocar, siempre, en el discurso del amo. La experiencia ha dado pruebas de ello, a lo que ustedes aspiran como revolucionarios es a un amo. Lo tendrán..." (Seminario XVII)
La claridad -y la mala ostia- con la que el psicoanalista francés conectó al viejo Hegel con las alegres barricadas de postalita hay que pensarla en los términos del Discurso del Amo, del Discurso de la Universidad, y ya puestos del Discurso del Capital (sin lazo social, esto es, psicótico). ¿Por qué el Discurso del Capital es Psicótico? ¿Por qué nadie nos quiere? ¿Por qué todos queremos ser víctimas de algo -del sistema laboral, de mi hipoteca, de mi mala conciencia, del imperialismo yanqui, de Bildu, del PP, de los extraterrestres, de Izquierda Unida? ¿Por qué preferimos ser víctimas antes de ser responsables? Una posible respuesta podría ser la siguiente:
Y es que, después de todo, ¿quién iba a pensar que Rambo (la escena es de Acorralado II, un gran tratado hegeliano) suscribiría con tanta precisión el discurso estalinista, el discurso nacionalista, el Discurso el Amo? El Capital, está claro, no nos quiere. Lo que siempre nos quiere es la Madre Patria, la Madre Tierra, la Pacha-Mama, la madre nutricia a la que sólo se accede por la vía de la Revolución. Es decir: sólo se accede colocando otro ahí, un Amo, un "padrecito Stalin", un alguien soberano (un "representante del pueblo") que me permita seguir siendo esclavo, pero de otro discurso. Habría que quemar Lehman Brothers, claro, para (im)poner una estatua en su lugar que confirme que nosotros somos el pueblo, y que al ser pueblo, necesitamos representantes que nos manejen, representantes más fuertes y más brillantes, más "de pueblo", claro. El problema es que el pueblo está lleno de sangre. El problema es que el pueblo no quiere ser Amo: quiere ser víctima, cadáver, esto es, subvención, pasta, Capital. Y el Capital, repito, ni nos quiere ni es un lazo social.
¿Podría ser, oh my god, que el pueblo no fuera social? ¡Menuda contradicción biopolítica! ¿Podría ser que el Discurso del Pueblo, suponiendo que tal cosa exista, sea el Discurso del Nuevo Amo? Lo mejor, por supuesto, sería derrocar el Capital, el Pueblo, Lo Social, y al propio Rambo. Pero eso también lo dijo Lacan, claro:
[los científicos] comienzan a tener una pequeña idea de que podrían crearse bacterias terriblemente resistentes a todo, y que a partir de ese momento ya no se las podría detener y que tal vez limpiaran de la superficie de la tierra todas esas porquerías, en particular las humanas, que la habitan […] Sería un alivio sublime si de golpe estuviéramos frente ese es verdaderamente el signo de la superioridad de un ser sobre todos los demás, no solamente su propia destrucción, ¡sino la destrucción de todo el mundo viviente! Sería verdaderamente el signo de que el hombre es capaz de algo.
Pero, por lo demás, ustedes no deberían preocuparse. Mayo del 68 fue un breve paréntesis en la Historia/histeria, y hoy en día nadie está pensando en construír Nuevos Amos, ¿verdad?
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