18.6.06

La haine (Kassovitz, Mathieu, 1995)


Había un potencial salvaje en Kassovitz. Realmente. Es incomprensible lo que ha pasado con este chico, cómo se puede pasar de una de las películas más brillantes del cine europeo de los noventa (esta "La haine" lo es, sin ninguna duda) a pegarse constantes batacazos en lo interpretativo y en la dirección. Vamos, vamos, no me jodas. Kassovitz, antes de enamorar a todas las niñas gothic-lolita (o similar) haciendo de chico bueno buenísimo que-te-querría-y-te-respetaría-antes-de-llevarte-a-la-cama en "Amelié" (siempre estoy diciendo que algún día hablaré de "Amelié" y me desquitaré a gusto) y, también, antes de hacer de cura bueno buenísimo que-muere-por-una-causa-noble en "Amén" de Costa Gavras... Kassovitz, antes de todo esto, y antes también de rodar la insufrible "Gothika" con una insufrible y oscarizada "Hale Berry"... antes de todo esto, decía, Kassovitz hizo una película única, jugosa, realmente brillante. Una película de sobresaliente.
"El odio" tiene todos los elementos para gustarnos a los burgueses: un mensaje intranquilizador que podemos sacudirnos de la sala después del visionado, un guión que no nos toma por tontos, unas interpretaciones impresionantes (a tus pies, Vincent Cassell, qué grande eres) y, sobre todo, esa extrañísima pátina cinematográfica de calidad que parece mejorar todo el producto. Es como si todo el staff de la película antes de empezar hubiera decidido hacer bien las cosas. Y eso se nota.
Más allá de las voces que intentan señalar "El odio" como una especie de película profética con respecto a los disturbios del extrarradio de París (es una explicación un tanto válida, aunque todos sabíamos lo que estaba pasando ahí, ya lo decía Manu Chao a principios de los noventa) su valor cinematográfico es innegable. Es una de esas cintas que deberían estudiarse en las facultades (sobre todo en las españolas), tendría que haber levantado mucha más polvareda teórica y socióloga, sobre todo en España, donde nos resulta de una validez aterradora. Sobre todo en Europa, en estos años convulsos donde la identidad se desdibuja y acaba siendo representada por unos señores trajeados que intentan buscar una coherencia económica cuando la verdadera falla está en otra parte, en otro volcán subterráneo que se conforma como la carta incómoda de occidente.
Después, Kassovitz derrapó y nos decepcionó a los que seguimos esperando nuevas voces. Quizá fue por irse a Hollywood y hacerse amiguito de Spielberg. Quizá, ¿quién sabe? Fue que Kassovitz equivocó su trayectoria y quiso ser amado como cineasta convencional en vez de ejercer su labor como oráculo de Europa. Quién sabe.

4 comentarios:

John Trent dijo...

Muy buena pelicula, impactante por momentos y demoledora en su final. Sin duda lo mejor de este director, que luego la cago con Los rios del color purpura y, sobretodo, Gothika.

marichuy dijo...

Una verdadera pena, de no creerse que el director de “El odio” sea el mismo de esa cosa horrorosa de Gothika. En “Amén” no estaba del todo mal (a mi el filme Amén si me gusta) y “Los Rios de color púrpura” es malona, pero junto a Gothika hasta parece buena, y por supuesto que Amelie es muy superior. Yo me pregunto ¿que hacía Penélope en este bodrio de Gothika, pero, sobre todo, en que carajos estaba pensando Kossovitz para aceptar dirigir semejante engendro?

bibiana ibar dijo...

es muy divertido tu comentario.

sabes "El odio", pues no la he visto, pero con esta recomendacion espero verla pronto.

Anónimo dijo...

plenamente de acuerdo con tu comentario amigo, obra maestra de un director que ahora anda dándo palos de ciego.

(toni)