11.9.04

Sobre André Bazin en el 2004 (I)


Bazin

Desarraigándome de mi mismo, esto es, de mi estructura habitual en este pequeño blog que no intenta ser sino crítica, teoría, pasión o coito con el séptimo arte (el que esté libre de pecado...) he decidido no centrarme hoy en ningún título concreto, sino darme el peligroso gusto de reflexionar sobre una de las figuras claves en el noble arte de la teoría cinematográfica.
André Bazin, teórico inquieto que amaba al cine más con el alma que con el cerebro (y digo esto porque simpatizaba con los católicos), nos parece hoy un hombre apasionado que, como todos los cinéfilos, palmoteaba incrédulo ante sus pequeñas grandes pasiones. Enamorado de un neorrealismo que nunca existió, defensor de ese Rosellini que nunca terminó de seducirnos, capaz de nombrar a Chaplin como el Nuevo Profeta del séptimo arte... y sin embargo, mente inquieta, pensadora, perturbadora y brillante. Leyendo su impagable "¿Qué es el cine?" editado por Rialp para propios y extraños (afortunadamente asequible para el lector medio, lejos del increíble intelectualismo de Mitry) uno se pregunta qué hubiera opinado el defensor a ultranza del montaje prohibido, de la elección personal del espectador en el uso de la profundidad de campo si se hubiera visto sometido al montaje videoclipero. También se pregunta qué hubiera pensado de, pongamos, la ya mentada "Irreversible" con sus implacables torturas formales, una película que no obliga a seleccionar al espectador sobre qué coloca su atención, sino que más bien invita a desviar la mirada hacia más allá de los límites de la pantalla para "no ver" lo que Noé nos ofrece... y sin romper el juego cinematográfico.
Probablemente Bazin hubiera visto en la última obra de Noé un ejemplo de neorrealismo satánico y pasado de vueltas, absolutamente espantoso pero no por ello menos digno. Bellucci violada sobre el suelo no es sino la cara oscura de la protagonista de su amada "Europa 51": Después de todo, algunas obras se abren paso cruelmente tras las cenizas del 11S de la misma manera que el neorrealismo surgió de las cenizas de una Italia destrozada (inciso: no puedo dejar de recomendar el magnífico artículo sobre Bazin de mi admiradísima Eva Parrondo). La diferencia estriba en que los italianos no tenían demasiados medios (unos metros de película vírgen, actores desconocidos y un guión esbozado), mientras que las catársis del 11S cuentan con superestrellas (me atrevería a poner como claro ejemplo "Dogville"). Después de todo, como el propio Bazin sabía, el cine sirve como colchón y como paño de lágrimas para tapar las carencias de una sociedad incompleta, no por capitalista ni por globalizada, sino simplemente por humana.
Las ideas de Bazin sobre el montaje se debilitan tras observar como Aronofsky construye pesadillas implacables en la montadora. En los últimos años hemos aprendido que el montaje "videoclipero" que tanto detestaba el maestro no sólo sirven para rodar panfletos de acción con guiones del todo a cien, sino que además son los vehículos inmejorables para ahogar al espectador en la trama, en lo narrativo, mientras se ensalza lo formal. "Réquiem por un sueño" es el ejemplo clarísimo de cómo el estilo y la narración pueden fundirse para provocar un efecto sobre el espectador: sería imposible concebir esta película construída con largos planos secuencia, del mismo modo que sería imposible concebir "Ciudadano Kane" sin la profundidad de campo. Bazin estaba, pues, equivocado: el montaje rápido y fragmentado no tiene por qué atontar al espectador, sino que puede empujarle hacia el acto narrativo, dotar a la cinta de ritmo y estimular incluso su capacidad intelectual y de reflexión. Pongamos otro ejemplo, esta vez de cine comercial. En la segunda entrega de "Kill Bill", Tarantino nos introduce el encuentro entre Uma Thurman y David Carradine antes de la masacre en blanco y negro, utilizando un montaje que parece deslizarse por los detalles (los zapatos, las pisadas...) En este caso concreto, el montaje está NARRANDO de una manera que jamás hubiera podido soñar el plano fijo. Está estimulando la capacidad intelectual de un espectador que siente totalmente lo que ocurre en la pantalla, que se zambulle deliciosamente en ese universo cinematográfico.
Mañana, más y mejor.

1 comentario:

Mr Littlejeans dijo...

Esta interesante el articulo, sin embargo , no creo que realmente Bazin estuviera tan equivocado, si bien nos hemos acostumbrado a la narración actual que tu denominas videoclipera, no qeire decir que sea la unica forma de notar una emoción, hay peliculas que requieren su paciencia y al final dan una recompensa, tampoco me cierro totalmente a lo que dices, simplemente me parece muy atrabancado el dar una opinión así de radical sobre alguien que hace muchisimos años dio algunas teorías que en cierto punto siguen hasta la fecha vigentes , que ya en si es un gran logro . Jajaja y en cuanto a el comentario hecho sobre Dogville, me siento personalmente ofendido , jaja en fin buen trabajo ,saludos.