Tempus edax rerum
Irreversible, 2002 - Gaspar Noe
Tempus edax rerum. El tiempo lo destruye todo. Viktor L. Frankl, que era un optimista mal informado, se atrevió a afirmar que el tiempo no era la máquina invisible de destrozar cuerpos, sino que más bien era una caja en la que colocábamos nuestros recuerdos y nuestras experiencias, un lugar privilegiado para depositar nuestro pasado.
Considero necesario hacer una defensa de una película tan infravalorada como atacada por ciertos sectores de la crítica "bienpensantes" que no fueron capaces de tolerar una nueva pirueta cinematográfica, sobre todo cuando esta viene precedida del repugnante olor de la realidad. La sangre, la miseria, la violación, entre otras muchas lindezas, se utilizaron como clavos en la cruz de Gaspar Noé. "Irreversible", efectivamente, habla de todas estas cosas, nos muestra un mundo desconocido (o quizá no tanto) donde la venganza es el modus operandi y todo lo que hacen los hombres sale de su alma, de la cara oscura y del miedo donde nos hacinamos para que parezcamos más y más humanos.
Puede que sea homófoba. Puede incluso que sea racista, ¿pero acaso no debe ser el cine un aullido incontrolable? ¿Ya acaso somos nosotros quiénes para juzgar la ideología de un realizador? ¿Acaso no es justo que todos tengan un turno de palabra y señalen alto y claro su mayor miedo, su mayor náusea? "Irreversible" es al cine lo que supuso Miller a la literatura, o incluso, un Joyce pasado de cocaína que se revuelve en el lodo del génesis.
La venganza. El sublime texto rojo que se desliza por la balanza de la justicia. Quizá "Irreversible" ha levantado toda la polvareda de tinta falsa porque pregunta al espectador confuso: "¿Acaso tu no lo harías?". En cierta ocasión me contaron el caso de una violación cometida en uno de los pequeños pueblos de nuestra confusa España invertebrada a manos de varios no-seres. Al día siguiente el pueblo entero asesinó en un implacable linchamiento a los responsables del acto. La justicia se encogió de hombros y pasó de largo. Podemos mostrarnos más o menos de acuerdo con esto, pero lo incuestionable es que la justicia también tiene entrañas, tiene hígado y sangre fluyendo por sus venas. Y es nuestra justicia, en ocasiones, la única capaz de dotar de cierto sentido a la tortura.
En los tiempos (y en las ideologías) de la utopía se afirmaba que el hombre era bueno por naturaleza. "Irreversible" ha dolido tanto porque ha sido una voz incómoda que ha afirmado: "Espera un segundo... puede que no lleves razón".
Puede que el tiempo realmente lo destruya todo.
1 comentario:
puta madre, qué buena redacción
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