...aunque quizá si no hubiera visto la escena en la que los dos fingen hablar de Wagner, ella con el ansia brutal de agotar los misterios del análisis y él con la mirada perdida en un océano de sangre derramada, la fotografía congelada en blanco y negro de Sabina Spielrein y el confesionario silencioso de la culpa luterana, ay Jung de los mataderos, con las manos sumergidas en...
...en un pastel de carne con sabor a ceniza, el cuerpo descerrajado y las lágrimas al paladear la extraña comida, la traición, lo que hubiéramos podido decirle a Justine, la traición, siempre la traición, Madame de Tourvel prostituyéndose en el salón ante de la revolución, una revolución que jamás llegará a España porque España está ya muerta, pero Madame de Tourvel parpadea debajo de un neón, me la imagino al caer la noche escapándose detrás de los drugstores y los locutorios, con el ansia desquiciada del futuro...
...la primera escena de Saraband -Marianne enseña sus fotografías- y después nos aprendimos la lección de la belleza de memoria, me levantaba a las ocho de la mañana los sábados con toda la resaca del mundo y la luz se me clavaba en el fondo del globo ocular, un café y las tres horas de Secretos de un matrimonio, y el olor a la piel y a la metralla, las manchas de vómito en el dobladillo, aquello ocurrió hace ya cinco años pero parece que era ayer cuando yo me leía -¿era casualidad?- la tesis doctoral de Jung sobre el espiritismo & escribí una cita en la última página y después, me marché de allí & atravesé la ciudad & encendí un cigarrillo & las arañas se dormían dulcemente bajo tu colchón & los semáforos en rojo & el polvo densísimo de un lenguaje semiolvidado en la espesura de los parques, mientras niños crueles de tierras africanas jugaban al costo, afilaban sus navajas, los cuerpos rotos de sangre o de pasión & las carreteras al caer la noche...
...ciertamente hablamos de otra cosa, de la crucifixión de Sabina Spielrein ahora que caen las últimas luces de 2011 y los científicos -no hay de qué preocuparse- ya nos han jurado que el planeta no chocará contra la tierra, que podremos salir a la terraza con nuestro telescopio, aunque se nos suele olvidar que el melancólico era, muy precisamente, aquel que en la Edad Media pensaba más allá de la Idea de Dios y, al hacerlo, se rompía en miles de pedazos, luego le llamamos a eso ewige Wiederkehr des Gleichen, luego llamamos a eso Sabina Spielrein, luego nos mordimos los labios ante una carcajada que brotaba como la sangre y luego, según creo recordar, bailamos.
Un día sin baile, ya se sabe, es un día perdido.
Por lo demás, ¿qué podría decirte, salvo quizá, que la cruz del Jung de Cronenberg es mi misma cruz, y sus lágrimas son mis mismas lágrimas, y -citemos de nuevo a Müller- qué culpa tengo yo si la Historia está cansada y si todo esto ha ocurrido ya incontables veces? O ese otro enano que nos decía:
- Y esa araña que se arrastra con lentitud a la luz de la luna, y esa misma luz de la luna, y yo y tú cuchicheando ambos junto a este portón, cuchicheando de cosas eternas...
Por lo demás, Sabina Spielrein, que el nombre de Dionisio te bendiga. El enano, la araña, la luna y el vizconde de Valmont nos retiramos a beber bajo una pequeña tienda compuesta por palos de madera. Por lo demás.
1 comentario:
me fascinan las Sabinas Spielrein, tienen algo que me atren como el vacio...
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