4.2.16

Dheepan, de Jacques Audiard


La noche es oscura y alberga horrores. De ahí que el plano/pórtico de Dheepan sea tan escandalosamente terrible. Insertado varios minutos después del comienzo de la cinta, el protagonista se dirige hacia la cámara pertrechado con unas orejas de conejo que emiten destellos. En la banda sonora, el Nisi Dominus de Vivaldi. El paso fúnebre, el paso que podría ser el de Cristo hacia el calvario es aquí el paso forzado del refugiado, cuerpo reducido a una estúpida huella de consumo —dos euros, dos euros—, cuerpo que tiene que sonreír en su asalto pobre a las terracitas de París en las que la gente de bien se toma (nos tomamos) el vermut de la noche displicente, bobalicona, noche de afterwork para quitarnos la tensión de una jornada de ultraviolencia capitalista y ver si nos pinchamos a la compañera de trabajo de turno por detrás del velo matrimonial.

(Sigue leyendo en la crítica completa aquí, en Miradas de Cine)

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