22.12.12

LISTAS 2012: Mejores discos (y III)

(Viene de aquí y de aquí)

03. Bat for Lashes - The haunted man
   Natasha Khan como el reverso preciso y casi doloroso de Lana del Rey. Egocéntrica, calculadora, minuciosa, a medio camino entre la artista insoportable y la musa que podría destrozar tu existencia entera en dos acordes. Natasha Khan como el límite mismo del sistema, más depurada en las letras que en Two Suns y con unos arreglos que podrían marcar historia, al mismo tiempo sutiles y deliciosos. The haunted man lo tiene casi todo: un uso inteligente de la orquestación, samplers que acompañan con precisión, momentos de calma y momentos de tenue y digerible experimentación. Puede escucharse a cualquier hora y casi con cualquier excusa. Su single de presentación, Laura, aparecerá con toda seguridad en la lista de las mejores canciones del año. En el otro lado del espejo, dos temazos de venirse arriba como All your gold y Rest your head que merecerían un análisis detallado en cualquier libro de historia pop del siglo XXI -véase, por ejemplo, la manera en la que se disponen los instrumentos en el crescendo de All your gold hasta desembocar en un portentoso y pegadizo estribillo. Grande Khan, siempre a sus pies.


 02. Dominique A - Vers les lueurs
    La serenidad de uno de los nombres más grandes. La calma del artesano que enhebra cada canción con una precisión y un cariño desarmante. El extraño truco de magia para hacer convivir la coherencia de veinte años encima de los escenarios con un cuarteto de viento que dialoga en cada tema con una banda de rock. No hace falta aspaviento alguno. Simplemente, cuidar las canciones, acariciar las armonías, defender cosas importantes en las letras. En la última página de la Moleskine que terminé en 2012 se puede ver la fotografía en blanco y negro de una mujer anónima semidesnuda muerta hace ya casi cinco o seis décadas y abajo, escrito en un trazo rápido, simplemente, Rendez-nous la lumière. Ahí está casi todo lo que me interesa. Es impresionante escuchar un disco que está literalmente vivo, que trepa por las paredes de la estancia y se impone en el espacio invadiéndolo todo, conquistándolo todo. La música como alternativa a lo inhabitable y como anclaje para una existencia imaginada, una existencia posible en cada surco del vinilo. Hay que ser un genio para levantar una canción tan enorme como Le convoi: 9 minutos y 37 segundos de estremecimiento puro que crece, emerge desde el interior de una batería sugerida, y de pronto, estalla en un clímax cataclísmico y emocionante, un torbellino de notas que se imponen, se clavan en la nada, extraños asideros. Lo de Dominique A siempre ha sido de otro planeta, pero este trabajo es sencillamente prodigioso.


01. Matt Elliott - The broken man
    Los que me conocen saben que mi relación con Matt Elliott es casi enfermiza. Siempre he dicho que me gustaría escribir textos que funcionaran en el lector como siento que funcionan sus canciones. De hecho, reconozco que ha influído en mi manera comunicar y de pensar mucho más que otros grandes autores que suelo citar, casi obligatoriamente, en los artículos de investigación. La música de Elliott es todo lo que he llevado dentro en 2012, y The broken man, en más de un sentido, mi hoja de ruta. Su gira por España ha sido uno de los acontecimientos definitivos del año, aunque en el primer concierto al que asistí en Madrid apenas fuera consciente de su alcance. ¿Desde dónde crea, construye, sugiere, Matt Elliott? ¿Qué tipo de extraño ritual autodestructivo realiza para generar ese tipo de paisajes sonoros? ¿Es un personaje extremo inexistente que el tipo se ha montado o, por el contrario, podría ser el heredero sonoro de Eustache? ¿Es capaz Matt Elliott de gestionar realmente semejantes cantidades de dolor o, por el contrario, simplemente proyecta su intuición sobre la angustia hacia los demás? The broken man es un disco depurado, concreto, alejado de los fascinantes delirios fúnebres que habían punteado la trilogía de las Songs. Pero a su vez es un disco exigente, hermético. El nuevo paso estilístico de Elliott se construye en torno a un single portentoso y fácilmente asumible por sus seguidores -Dust, flesh and bones- que de pronto deriva hacia dos odiseas sonoras gélidas -impresionante ese temazo titulado nada menos que If Anyone Tells Me: It’s Better to Have Loved and Lost Than to Never Have Loved at All; I Will Stab Them in the Face- y un racimo de temas interesantísmos de menor duración. Concretamente, This is for tiene quizá la mejor letra del disco, y a su vez, es una suerte de compromiso tácito entre el oyente y el propio Elliott. The broken man debe escucharse con cuidado, en los momentos apropiados, sin forzar el alma. Debe acompañar las lecturas, los paseos por las ciudades, los cigarrillos, las confesiones. Debe escucharse varias veces, íntimamente, escucharse de verdad y en la verdad. Sentarse en el atardecer y escuchar. Y entonces, si la luz es la adecuada, si el alma está presta aunque la carne sea débil, si somos capaces de echarle un par de huevos y estar a la altura del texto, entonces, ya digo, la música puede arrasarlo todo.

No hay comentarios: