2.7.12

Literatura o política de la Eurocopa

   
    Mucho se ha discutido durante las últimas semanas en las redes sociales sobre la supuesta cortina de humo de la Eurocopa, sobre su labor de adormidera y la hipotética falta de compromiso social de los seguidores de la roja que, durante un par de horas, se sentaban frente al televisor para corear a la selección nacional en un momento político en el que esta cosa llamada España era una mezcla entre un chiste de Arévalo y el corte clitoriano de la pianista de Haneke. El termómetro de la idiocia general -fácilmente conectable con otras variables como el enchufismo, el intrusismo y la falta de productividad/profesionalidad- han sido las descacharrantes colecciones de tuits contra Sara Carbonero, confirmados por la propia periodista en una garrafal metedura de pata con Iniesta. No voy a entrar en estos fangosos territorios: mientras la selección ganaba a Italia yo andaba viendo This must be the place y no creo que fuera ni más ni menos culpable que cualquier otro espectador de Tele 5: ambos éramos razonablemente felices, ambos hoy nos hemos levantado con el mismo país, el chiste de gangoso y mariquita, manola ponme un botijo, que te meto con lo de mear.

     Pero.

     Pero me permitirán que hable un poco de literatura.

     Allá por mediados de la década pasada yo leía mucho a Paco Umbral, principalmente porque quería aprender a escribir. Que recuerde, al menos dos de sus novelas me arrancaron lagrimones como puños: todo Mortal y Rosa, y el final de El socialista sentimental. La novela réquiem del socialismo español -esa cosa pútrida que nada parece saber ni de Pablo Iglesias ni del compromiso social originario, como bien cifra el constante silencio, la censura y la represión que se ejerce desde la cúpula del partido hacia sus bases- terminaba con la victoria de Jose María Aznar en las urnas. Umbral terminaba su libro narrando cómo en la periferia una pandilla de indocumentados salían en sus motos renqueantes enarbolando banderas franquistas y gritando ¡Viva España! España, la puta España que está deseando volver al 36 y no lo sabe.

     Que el universitario cabreado con el mundo que cerró con un gesto de rabia la novela de Umbral no ha muerto es algo que quiero demostrarme con estas líneas. Ayer, como siempre, salieron los fantasmas del congelador histórico a tomar las calles, a reivindicar esa cosa incomprensible llamada España, esa cosa triste que gusta de lapidar a los intelectuales, ese país ensangrentado de reyes que se descojonaban haciendo que los pintores de la corte retrataran enanos, ese país de follar poco y mal con el retrato de la abuela recortado en negro, país de la culpa católica y de la fanfarria revolucionaria, país revanchista que perdió su oro con los rusos y luego se arrodilló ante Hitler, país homicida que cerró sus fronteras a los judíos en el 40, qué se celebra, quién lo celebra, país de niños bien con polo Ralph Lauren y de niños mal con bandera del pollo.

    España, si hubieras sido otra cosa, pero eras tú misma, monárquica y católica, republicana y revanchista, la España de Sor María Gómez y la España de A por ellos como en Paracuellos. ¿Quién está orgulloso de pertenecer a una patria rota, quién es el imbécil que se viste de gala mientras el barco naufraga, quién firmará ahora los pactos de silencio? La España imbécil que lucha mucho en twitter de cara a la galería. Ese país idiota y memo en el que John Cobra ha sido más aclamado que Don Miguel de Unamuno, en el que la biografía de Mario Vaquerizo ha sido más leída que El sentimiento trágico de la vida, en el que las humanidades son esa cosa en estado comatoso que hizo el niño raro de la familia, y así le va, que no saluda a las vecinas.

    Ayer los chavales de la selección seguro que hicieron un gran partido. Espero que ustedes lo disfrutaran, de corazón. Por la noche, los (otros) chavales de la Nueva Dialéctica de los Puños y Las Pistolas 2.0 se montaron en los coches tuneados para recorrer los pueblos pegándole al Cara al Sol y al himno con la letra franquista -VivaEspañaAlzadLosBrazosHijosDelPuebloEspañol-, y yo recordé aquel libro de Umbral con enorme tristeza. ¿Es posible definir dónde termina el fútbol y dónde empieza la política? ¿En los tuits de los nacionalistas catalanes que acusan de vendidos a sus compatriotas? ¿O en los tuits de los nacionalistas españoles que piensan que la Eurocopa demuestra una suerte de superioridad, espíritu y eidos nacional inmortal y brillante?

     El problema de los nacionalistas españoles es que casi ninguno se ha leído -de verdad- el Quijote. Si lo hicieran, entenderían quizá que España no es una fuerza titánica -un 300 franquista-, sino la estepa, el Rucio, la pérdida interminable. Esa es mi España, la que yo reivindico y la que me hace gritar que soy español, español, español: el sueño de la caballería, el polvo del camino, la pérdida constante, la herida en la cabeza, el libro que nos secó el seso, la amistad, Dulcinea, la humillación, la gloria, la muerte, la muerte, la muerte. Viva la muerte. Pero la muerte pobre y humilde que me llegue con un Sancho Panza al lado que me recuerde, maldita seas España, que todavía podremos salir a los caminos, que no nos robarán la letra ni la lanza ni la mujer ni el vino. Vale.

2 comentarios:

Lluís Bosch dijo...

Tampoco yo vi la gran final, porqué andaba por la montaña tranquilamente. Eso si, cuando llegué a mi casa tuve que escuchar un buen rato los gritos, los coches y los petardos. De buenas gentes que poiblemente el lunes no iban a trabajar, porqué están en el paro.
Si a los nacionalistas españoles les hace falta una buena lectura de El Quijote, también diría algo así de los demás nacionalistas: a los catalanes les recomiendo la literatura que habla de la Cataluña real y no de la mítica: Miquel Bauçà, Juan Marsé, Casavella.
Creo que es Juan Goytisolo quién dice algo así: la izquierda aborrece el fútbol porqué temen que estupidice al pueblo, y para la derecha el fútbol es la demostración de la estupidez del pueblo.

Anónimo dijo...

"Que el universitario cabreado con el mundo que cerró con un gesto de rabia la novela de Umbral no ha muerto es algo que quiero demostrarme con estas líneas"
Pues demos gracias a que sigue vivo, y que afortunadamente no es único que piensa así. Emocionante texto, como casi todos los que escribes. ¿Alguno de carácter musical a la vista? Uno de música y cine sería genial. Felicidades por el blog.