31.7.06

Nueva edición en España de "Secretos de un matrimonio"


Aquella noche, aquella primera noche hubiera podido ser igual que todas las demás si Bergman no me hubiera robado (una vez más) el corazón, el alma, la paciencia. Después de aquello, después de ver aquella película, dí vueltas y vueltas insomne, encendiendo y apagando las luces de mi casa, encendiendo y apagando cigarrillos, rascándome la barba, velando mi propio cadáver que seguía, incómodo e inmóvil, delante del televisor. La película era "Secretos de un matrimonio", que no sólo me parece una de las mejores películas del director, sino simplemente una de las mejores películas (uno de los mejores textos) de la historia.
Filmax saca ahora en España la obra completa, las cinco horas consecutivas de dolor y gloria, las cinco horas sin tregua de amor y rabia, Johann y Marianne sintiendo/viviéndose/destrozándose, siempre Johann y Marianne que no son sino usted y yo, amigo lector, amada lectriz. ¿Cómo se olvidan ciertas películas? ¿Cómo se esconden bajo la alfombra? ¿Cómo se vence a la inocencia y al pánico? Filmax ha realizado un trabajo sobresaliente en los últimos meses para ofrecer al público español algunas de las obras más desconocidas de Bergman en España, y el broche de oro ha sido esta edición que (por un precio más que lógico, 18 euros en la Fnac) nos regala la síntesis perfecta e impagable de todo lo que es Bergman, todo lo que Bergman ofrece, todo lo que Bergman destruye una y otra vez.
Desde entonces, desde aquella primera noche, he perdido la cuenta de todas las veces que he visto "Secretos de un matrimonio" (unas tres veces en lo que va de año), y lo que es más notable, su huella ha quedado imborrable y dolorosa en mi propia obra, en las obras de teatro que, año tras año, subo a los escenarios. Cuando, hace ya mucho tiempo ensayaba con la compañía "Navegantes entre estrellas", solía sentarme en la parte de atrás del teatro y verles encima del escenario, buscando una y otra vez la unión que Liv Ullmann y Erland Josephson habían conquistado en la obra de marras. Les hacía repetir sus gestos, sus miradas, quería que ellos fueran Johann y Marianne, quería que mi obra fuera "Secretos de un matrimonio", aunque nunca lo he conseguido, aunque siempre la veo antes de empezar un libreto nuevo, antes de montarlo, mientras lo escribo, buscando en sus palabras lo que falta en las mías.
"Secretos de un matrimonio" es, simplemente, el mejor Bergman, Bergman en estado puro, y ahora nos lo trae Filmax con toda su extensión para los que vieron la película oríginal (distribuída por Manga Video en una edición discutible pero agradecida) y también para los que quieren sufrir/gozar del Bergman inabarcable y eterno que tanto nos gusta. Que tanto significa en la historia del cine y en la historia personal. El mejor Bergman. El único Bergman, después de todo, que es el que nos habla personalmente, de tú a tú, en sus mejores películas.

1 comentario:

Roberto A. O. dijo...

Paso a realizar un ejercicio ombliguista para narrar mi primera experiencia con esta película, que reconozco, no me he atrevido a volver a verla.

Siempre he sido un apasionado de Bergman, pero "Secretos del matrimonio" se me había escapado por razones que tampoco puedo explicar. Recuerdo que el verano pasado estaba con mi novia de vacaciones. Ojeando el periódico caí en que TVE2 estaba realizando una especie de retrospectiva dominical a la obra del sueco, y al siguiente domingo la elegida era "Secretos de un matrimonio". Tras un clásico día de playa, llegamos a casa, cenamos y nos acostamos pronto para poder levantarnos sobre las 2.00 A.M. (¡¡¡a que horarios!!!) y poder ver la dichosa película.

Sonó el despertador, bostezos que invitaban a no aceptar la invitación del buen cine, pero curiosamente una breve "bronca" hizo levantarnos y acudir al salón......Y allí nos quedamos. Casi tres horas absolutamente hipnotizados, incapaz de describirlas. Supongo que hay visionados especiales y que uno siempre recuerda. Terminó la película y nos acostamos. Yo no podía dormir, me invadió una especie de angustia por pensar si realmente al final todos acabaríamos como Johann y Marianne, como si esa fuera la cita ineludible con el destino de una pareja. Me costó conciliar el sueño, y nunca he vuelto a ver la película. Con "Saraband" me di cuenta que mejor no volver a intentarlo...mirar a Bergman es como mirar al Abismo.

Saludos